Para una buena inmesrion escuchar esta track mientras se lee el relato… Disfruten.
El sueño de Apolo
En el reino de la música y la poesía,
un lugar idílico donde las musas reinaban con su arte y sus canciones,
el dios Apolo dormía un sueño profundo.
Era un sueño invernal,
un sueño de letargo y reposo, un sueño que solo las nueve musas, con sus encantos combinados, podían romper.
Calíope, la musa de la poesía heroica,
tocó su lira con una melodía tan hermosa que Apolo se estremeció en su sueño.
Clio, la musa de la historia, le susurró relatos de hazañas épicas que le hicieron abrir un ojo.
Erato, la musa de la poesía amorosa, le cantó una canción tan dulce que Apolo sonrió en su sueño.
Las musas continuaron con sus encantos, cada una con su propia habilidad.
Euterpe, la musa de la música, tocó su flauta con una melodía tan alegre que Apolo se echó a reír.
Melpómene, la musa de la tragedia, le representó una obra tan conmovedora que Apolo sintió lágrimas en los ojos.
Terpsícore, la musa de la danza, bailó una danza tan ágil que Apolo se levantó de su sueño para verla.
Polimnia, la musa de la lírica,
le recitó un poema tan inspirador que Apolo se sintió lleno de energía.
Urania, la musa de la astronomía,
le mostró los secretos del universo que despertaron su curiosidad.
Y Talía, la musa de la comedia,
le contó un chiste tan gracioso que Apolo se echó a carcajadas.
Los encantos de las musas se combinaron en un coro de magia y fantasía.
Las canciones, las historias, las danzas, los poemas, las plegarias y las risas se fusionaron en una melodía celestial que resonó por todo el reino.
Apolo abrió los ojos y vio a las nueve musas frente a él. Estaban radiantes de belleza y felicidad.
- “¿Por qué me habéis despertado?”, preguntó Apolo.
- “Porque tenemos un mensaje para ti”, respondió Calíope.
- “¿De quién?”, preguntó Apolo.
- “De tu padre, Zeus”, respondió Clio.
Apolo escuchó atentamente el mensaje de Zeus.
- “Podéis hacer lo que queráis, pero tenéis que regar este árbol cada día”, dijo Zeus. “Eso es lo que os dará vida y alimento”.
Apolo miró el árbol que estaba detrás de las musas. Era un árbol frondoso y lleno de vida.
- “¿Qué árbol es ese?”, preguntó Apolo.
- “Es el árbol de la vida”, respondió Erato. “Es el árbol que da la prosperidad al reino”.
Apolo asintió.
- “Prometo regar el árbol cada día”, dijo.
Las musas sonrieron.
- “Estamos contentas de que hayas despertado”, dijo Melpómene.
- “El reino te necesita”, dijo Terpsícore.
Apolo se levantó de su sueño y se dirigió al árbol de la vida. Las musas le siguieron.
Apolo tomó una jarra de agua y la vertió sobre las raíces del árbol. El árbol se estremeció y sus ramas se agitaron.
- “Gracias”, dijo Apolo. “Gracias por despertarme”.
Las musas sonrieron.
- “Es nuestro deber”, dijo Polimnia.
Apolo regó el árbol durante todo el día. Cuando se hizo de noche, el árbol estaba completamente lleno de vida.
Sus ramas estaban cubiertas de hojas verdes y sus flores estaban llenas de color.
Apolo se sentó bajo el árbol y miró a las musas.
- “¿Qué vamos a hacer ahora?”, preguntó.
- “Vamos a crear”, respondió Calíope. “Vamos a crear música, poesía, arte y cultura. Vamos a llenar el reino de belleza y esperanza”.
Apolo asintió.
- “Estoy listo”, dijo.
Las musas se sentaron junto a Apolo y empezaron a tocar, a cantar y a bailar. Su música y su arte llenaron el reino de alegría y felicidad.
El pueblo del reino escuchó la música de las musas y vio su arte. Se sintieron inspirados y motivados. Empezaron a trabajar duro y a crear cosas hermosas.
El reino prosperó bajo el liderazgo de Apolo y las musas. La gente era feliz y el reino estaba lleno de vida y abundancia.
El mensaje de Zeus se cumplió. El árbol de la vida dio prosperidad al reino. Y Apolo y las musas crearon un mundo lleno de belleza y esperanza.