Introduccion:
Mitologia Griega:
El laberinto de Creta es, en la mitología griega, el laberinto construido por Dédalo para esconder al Minotauro.1
En la actualidad, se piensa que la leyenda del laberinto tiene su base en el palacio de Cnosos.
Una construcción tan sofisticada y de alta tecnología como dicho palacio,
repleto de múltiples habitaciones y con todas las mejoras conocidas por la tecnología de entonces
(incluyendo un sistema de alcantarillado) que debió haber parecido a los aqueos algo intrincado.
Apoya esta tesis el hecho de que en el palacio de Cnosos se han encontrado dibujos de hachas de doble filo por doquier, que en griego se llaman labrys, y que habrían dado nombre a la construcción.
El laberinto mitológico también podría tomar como referencia alguna de las cuevas de Creta como la cueva de Gortina, la de Arkalojori o la de Escoteino,
así como las danzas que se celebraban en las islas egeas en las que los danzantes recorrían un trazado laberíntico de la mano.2
El mito de Ícaro y Dédalo
Dédalo era un arquitecto ateniense desterrado a la isla de Creta. Fue el constructor del laberinto, donde Minos hizo encerrar al Minotauro, que era aplacado periódicamente con sacrificios humanos.
Caído Dédalo en desgracia, fue encerrado, junto a su hijo Ícaro,
en el mismo laberinto.
Pero Dédalo construyó para sí y para su hijo unas alas de cera con las que, salvando los muros de la extraña prisión, se remontaron sobre el Mediterráneo.
Ícaro, desobedeciendo los consejos de su padre, voló tan cerca del sol que los rayos derritieron la cera de las alas, y cayó en el mar.
La Leyenda Cyber:
Hace siglos, en un mundo donde la ciencia y la fantasía se entrelazaban,
existía un mal que amenazaba a la humanidad: el Demonio Cibernético.
Este ser maligno habitaba en las redes y aplicaciones de la vasta red cibernética, donde sus maliciosos tentáculos digitales se extendían, sembrando odio y confusión por doquier.
Este demonio era como el Minotauro de la antigua Creta, un ser de oscuridad y malicia que debía ser confinado y controlado para proteger a la humanidad.
Y así fue como surgió la figura de Alan-Rs, un hábil programador de videojuegos que se convirtió en el Dedalo de la era cibernética.
Alan-Rs y su equipo de libertadores, conocidos como “Zero”, se convirtieron en los defensores de la red, los encargados de crear un laberinto digital que confinara al Demonio Cibernético.
Alan-Rs, como Dedalo, sabía que debía ser cuidadoso en la construcción de este laberinto cibernético.
Creó complejos sistemas de seguridad, contraseñas inquebrantables y capas de cifrado que confundirían incluso al Demonio Cibernético.
Pero, al igual que el mito de Dedalo y Ícaro, Alan-Rs también sabía que no podía acercarse demasiado al Sol. En este caso, el “Sol” eran los recursos de la red, la potencia de procesamiento y la capacidad de almacenamiento.
Si usaba demasiados recursos, el laberinto cibernético se volvería vulnerable, y el Demonio Cibernético podría encontrar una forma de escapar.
Zero y su equipo de libertadores eran la clave para resolver este dilema.
Eran los héroes que debían adentrarse en el laberinto digital y enfrentar al demonio en su propio terreno.
Cada uno de ellos poseía habilidades únicas,
como Teseo enfrentando al Minotauro.
Con sus conocimientos y valentía, buscaban y destruían las intrusiones del Demonio Cibernético, manteniendo el equilibrio en la red.
El Demonio Cibernético, al igual que el Minotauro, no era un ser que pudiera ser derrotado fácilmente.
Cada vez que Zero se acercaba a atraparlo, el demonio creaba ilusiones y trampas en el laberinto digital, desviándolos y sembrando dudas en sus mentes.
Pero Zero era implacable, y su determinación era la que permitía que la humanidad resistiera la pesadilla cibernética psycho-mental.
A medida que el tiempo pasaba, Alan-Rs y su equipo de libertadores continuaban luchando contra el Demonio Cibernético,
manteniéndolo confinado en el laberinto cibernético.
La red cibernética se convirtió en un mundo de maravillas y peligros, donde la fantasía y la ciencia ficción se unían para proteger a la humanidad de la sombra digital que acechaba en su interior.
Y así, al igual que Dedalo construyó alas para escapar del laberinto de Creta, Alan-Rs y Zero construyeron una red segura que protegía a la humanidad.
Pero sabían que debían seguir vigilantes, manteniendo al Demonio Cibernético a raya y protegiendo la red cibernética de su influencia destructiva.
Porque en el mundo de la ciencia ficción y la fantasía, el mal podía tomar muchas formas, incluso en los oscuros rincones del ciberespacio.