Evelyn Lockheart había dedicado su vida a la ciencia,
y había transmitido a su hija,
Evelyn Oclock Gear,
no solo su amor por el conocimiento, sino también un legado biológico de capacidades exponenciales.
Desde una edad temprana, la pequeña Evelyn mostró habilidades extraordinarias en comprensión, análisis y creación de mecanismos digitales, superando incluso los logros de su madre.
El padre de Evelyn Oclock,
un ingeniero con una mente brillante como ingeniero de civilizaciones, había dejado un enigma para su hija:
manuales escondidos por todo el planeta que, una vez reunidos, permitirían reconstruir la Máquina del Control del Tiempo.
Este proyecto, que durante años había sido un secreto bien guardado, prometía el poder de manipular la realidad misma.
Cuando Evelyn Oclock cumplió dieciséis años, su madre le reveló la existencia de estos manuales.
Evelyn Lockheart sabía que su hija tenía el potencial para encontrar y comprender estos fragmentos de sabiduría desperdigados.
Sin embargo, también le advirtió de los peligros inherentes:
la búsqueda no solo era físicamente desafiante, sino que también implicaba enfrentarse a fuerzas que preferían mantener el control del tiempo en las sombras.
Evelyn Oclock, con una mezcla de curiosidad y determinación, decidió embarcarse en la búsqueda.
Comenzó por las notas dejadas por su padre,
cada una de las cuales contenía pistas crípticas.
El primer manual se encontraba en las ruinas de una antigua civilización en Sudamérica.
Tras meses de preparación, Evelyn viajó al lugar y, utilizando sus habilidades en criptografía y análisis, logró descifrar los códigos que su padre había dejado.
Cada manual que encontraba aumentaba su comprensión sobre la Máquina del Control del Tiempo y las complejidades de su funcionamiento.
No obstante, también comenzaba a notar la presencia de una sombra, un enigma que la seguía.
Alguien o algo estaba vigilando sus pasos.
¿Sería una entidad que buscaba proteger el secreto, o un enemigo que deseaba controlar el tiempo para sus propios fines?
Conforme avanzaba en su misión, Evelyn empezó a soñar con visiones de futuros alternativos,
cada uno más inquietante que el anterior.
En uno de estos sueños, se vio a sí misma en una tierra devastada,
con la Máquina del Control del Tiempo operando sin control.
En otro,
se encontró en una utopía,
pero sentía que algo no estaba bien,
como si esa perfección fuera una ilusión frágil.
Finalmente, tras años de búsqueda,
Evelyn Oclock Gear reunió todos los manuales.
La última pieza del rompecabezas se encontraba en una cueva remota en el Himalaya.
Dentro de la cueva,
Evelyn descubrió no solo el último manual,
sino también una grabación holográfica de su padre.
Con lágrimas en los ojos, escuchó su mensaje:
“Evelyn, sé que has llegado hasta aquí porque eres la única que puede completar mi trabajo. Pero debes tomar una decisión. La Máquina del Control del Tiempo puede ser una herramienta de gran poder o una fuerza de destrucción. El futuro depende de ti.”
Evelyn se quedó en la cueva, contemplando su decisión.
Tenía los conocimientos y las habilidades para activar la máquina, pero las implicaciones eran enormes.
La sombra que la había seguido todo este tiempo apareció en la entrada de la cueva, revelándose como una versión futura de ella misma.
“Evelyn,” dijo la figura, “tienes el poder de cambiar el destino de la humanidad, pero cada elección tiene sus consecuencias.
¿Estás dispuesta a cargar con ese peso?”
Evelyn miró la máquina y luego a su futura versión. La decisión que tomara en ese momento definiría el curso del tiempo. El aire en la cueva parecía detenerse, lleno de posibilidades infinitas y destinos entrelazados. Con un suspiro profundo, Evelyn penso en su interior:
“Me gusta la vida, amo los animales y quiero crecer como persona, necesito esa herramienta!.”, extendió la mano hacia el panel de control de la máquina, dejando el final incierto y abierto, una esperanza suspendida en el tiempo.