El Sacrificio de la Amistad de Lola Pib

El silencio de los pasillos de NexaCorp era ensordecedor. Cada paso de Anima Nexus resonaba entre las paredes metálicas, como un eco de la decisión que estaba a punto de tomar. La información que Lola Pib le había conseguido —la contraseña para la puerta central— era la última pieza que necesitaba para destruir los servidores centrales de NexaCorp, los mismos que alimentaban la red de control cibernético sobre millones de vidas.

Lola, con su cabello oscuro recogido en un moño deshecho y su bata blanca de científica, esperaba nerviosa en una pequeña sala de mantenimiento. Sus ojos reflejaban una mezcla de esperanza y resignación.

¿Lo tienes? —preguntó Anima Nexus, con voz baja, mientras revisaba el lugar asegurándose de que no hubiera cámaras activas.

Lola asintió y extendió una pequeña tarjeta de datos. En ella estaba la contraseña para desbloquear la puerta central. Una simple cadena de caracteres que significaba la diferencia entre libertad y esclavitud para millones.

Sí. Pero esto… esto no es solo para ti, Anima.

Lola tomó la mano de Anima con firmeza, buscando su mirada.

Cuida de los Nuestros. Queda poco tiempo.

Anima sintió un nudo en el pecho. Sabía lo que esas palabras significaban. Lola no esperaba salir de allí. Al proporcionar esa contraseña, había firmado su sentencia. NexaCorp no perdonaría una traición de ese nivel. La decisión que Anima estaba a punto de tomar no solo significaría el final de NexaCorp, sino también el sacrificio de una amiga.

Lola… Vente conmigo. Hay tiempo, puedo sacarte de aquí.

Anima susurró, tratando de ocultar la urgencia en su voz.

Lola negó con la cabeza, una sonrisa triste en su rostro.

No, Anima. Yo hice mi elección hace tiempo. Mi lugar está aquí. Pero tú… tú tienes que irte. Completa lo que empezamos. Solo tú puedes hacerlo.

Anima quería insistir, pero el sonido de pasos en el pasillo la interrumpió. Los guardias se acercaban. Lola, con una calma sorprendente, empujó a Anima hacia la salida.

¡Corre! No mires atrás. Ya me encargué de todo.

Anima dudó solo un segundo antes de girarse y correr hacia la puerta central. Insertó la tarjeta y, mientras las letras de la contraseña parpadeaban en la pantalla, recordó las palabras de Lola: “Cuida de los Nuestros.”

Al cruzar la puerta, se escuchó un estruendo en la distancia. Anima supo que Lola había detonado la pequeña bomba electromagnética que habían preparado para deshabilitar los sistemas de seguridad. Su sacrificio estaba hecho.

Corriendo bajo el cielo oscuro, Anima Nexus apretó los dientes, sus ojos brillando con una mezcla de rabia y determinación. NexaCorp había cobrado otra vida, pero no sería en vano. Ahora, más que nunca, tenía claro su propósito.

“Lola,” pensó mientras desaparecía en las sombras,

“prometo que cuidaré de los nuestros. Y haré que paguen.”


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